Psicología feminista

Por qué soy psicóloga feminista. Psicología feminista para cuidarnos y relacionarnos


Para mi ser psicóloga feminista significa haberme revisado y revisarme constantemente los saberes que he aprendido, los modelos de trabajo terapéutico y cómo me relaciono con las personas.

Ser consciente de la posición de poder en que me coloca ser terapeuta, y la vulnerabilidad que supone acudir a terapia y abrir tus puertas interiores, y tratarte de manera consciente en horizontal, como un/a igual, implicándome en tu cuidado.

Saber que tú eres quien más sabe de tu proceso y erigirme como tu acompañante, encargándome de cuidar los detalles que precises para encauzar tu camino, preguntándote y dejando que tú descubras tu voz interior que es la más sabia y la que sanará tu proceso.

Estar atenta especialmente a las emociones, sensaciones y el cuerpo, para poder tener información relevante sobre cómo te encuentras y qué te está pasando. Una información que el patriarcado normalmente nos silencia, y que a veces nos da muchas más claves que lo que pensamos.

Revisar y adaptar nuestro proceso a la búsqueda de tus recursos propios, empoderándote en tus decisiones, haciéndote partícipe del proceso y siendo muy respetuosa con tu ritmo. Porque que el camino sea elegido por ti y a tu ritmo, y yo te acompañe con respeto marca una gran diferencia con acudir a una consulta a escuchar a un gurú que dice saber más que tú de ti misma/o.

Ser consciente de las estructuras de poder y estructuras sociales que influyen en tu historia y tu presente, teniendo en cuenta tu historia vital, familiar y relacional, pero también las situaciones de opresión en las que te coloca el sistema social.

Escuchar y sentir las emociones latentes que están debajo de tu discurso, para poder darles el valor que tienen, recoger su información y hacer que cabeza y cuerpo, emoción y razón se integren.

Ser consciente de las violencias y opresiones que yo encarno en mi cuerpo y trabajármelo por mi cuenta, para que no influyan en nuestra relación.



Psicología feminista ¿para cuidarnos y relacionarnos?


Desde el feminismo hablamos de poner los cuidados en el centro, dar valor a las tareas de cuidado que se han hecho tradicionalmente sin reconocimiento social, pero que son, en suma, las que sustentan la vida.

La psicoterapia es una profesión de cuidado. Por eso las profesionales que trabajamos cuidando las emociones y las dificultades de otras personas, hemos de incluir también el autocuidado en nuestra agenda. Para ello, acudir a nuestra terapia, a supervisión y ser conscientes de nuestros propios procesos es sumamente importante.

Pero ser feminista, además, me lleva a pensar en la reivindicación del cuidado con las personas a las que acompaño. Cuidado en poner prioridad en escuchar las necesidades de la persona que viene a mi cuarto por encima de los conocimientos, hipótesis o creencias de partida, en esforzarme en reaprender y cuestionarme para poder encontrar más recursos que nos ayuden en su proceso, en respetar siempre sus tiempos y ritmos, cuidando que el proceso sea ajustado y equilibrado, sin más ni menos; en elaborar un proceso donde cuidar nuestra relación esté por encima de todo.

Tener una perspectiva feminista significa que además de tener una teoría psicológica, modelo o técnica desde la que trabajar, es necesario ser consciente de cómo haber sido socializada como mujer, me impone una serie de contextos que lo transgreden todo.

Así que creo que, ser psicóloga feminista no es solo ponerse la etiqueta feminista o haber leído mucho, sino haberse trabajado en una misma:

La estructura que me oprime

Las relaciones de poder

Los mandatos de género

La autocontrucción de mi identidad como objeto

Las relaciones con otras mujeres

Las relaciones con los hombres

La relación con una misma

La gestión de la culpa

La sabiduría de la rabia

La escucha de mis límites

La prioridad del autocuidado

Y cuando he podido pasar este trabajo por mi cuerpa, ya puedo acompañar a otras en este camino. Sabiendo que yo no soy la única que puede acompañar de manera feminista, y que como lo importante no es la teoría sino lo que nos dice el cuerpo, si lo corporal pide otra compañía diferente, tengo una red de compañeras a las que poder recomendar.



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