Psicología feminista

Dejemos de decir «no estoy haciendo nada». Los cuidados en tiempos de pandemia


¡Se me pasan los días y no hago nada!


Dices, mientras estás confinada en tu casa sin salir, por una pandemia a nivel mundial que asusta a tu cuerpo.

Y es que el cuerpo (la emoción) es así. Tiene su ritmo.

Lo emocional no es más lento, como tanta gente dice con desvalorización, tiene un ritmo diferente del que lleva lo racional. Diferente.

Así que quizá hoy, al 15 día del confinamiento (en España), has llegado a entender la razón que tiene quedarse en casa estos días para que el virus no siga propagándose exponencialmente. O quizá aún no.

Independientemente de eso, tu cuerpo, posiblemente, esté asumiéndolo todavía. Puede estar metiéndose con la gente y sacando rabia, sintiéndose preso y triste, estar taquicárdico y ansioso, temeroso y asustado, buscando una salida, extrañado, sin dejarte dormir, sin dejarte concentrar, llevándote a la hiperactividad… Son muchas las formas en que puede responder tu emoción. No busques una normativa, ni escuches a las gurús que te dicen que hay una forma de reaccionar. Porque las personas somos diversas y cómo sienten nuestros cuerpos también lo es.

Si algo se está evidenciando en este confinamiento es que nuestros cuerpos mandan. 



Que quieres trabajar una mañana y logras concentrarte 3 minutos.  Que te pusiste el objetivo de leerte ese libro y lo máximo que lees son los treinta grupos de whatsapp.  Que en un primer momento pensaste en lo bien que te iba a venir tener tiempo por fin, y ahora que lo tienes, no haces nada. 


No hablo sólo de aquellas personas que están cuidando de otras, que tienen hijas e hijos, que están ocupando su tiempo trabajando en algo esencial. No. Hablo también de ti, que estás en el privilegio de tener una casa en la que confinarte, tienes todo el día por delante y te pones expectativas y listas de cosas a hacer que día tras día no puedes cumplir.

En esta época en la que el cuerpo manda, lo importante sería darle lo que nos pide.

Descanso, cuidado, mimo, soltar, no hacer. 

Sin embargo, tenemos tan instaurada en nuestra forma de funcionar la lógica capitalista de la producción por encima del cuidado, que incluso en la época que nos está tocando vivir, donde el cuidado es prioritario, muchos días somos incapaces de cuidarnos.

Porque cada vez que te dices «no he hecho nada», te des cuenta o no, te estás maltratando. 

Te estás valorando desde la productividad.

En un periodo en el que no puede haber productividad.

En el que el sistema nos sigue exigiendo productividad.

Pero no puede haberla.

Porque nos estamos cuidando para sobrevivir.

 

Y el cuidado, ay, aquí esta la clave, son todas esas cosas que denominamos frecuentemente «nada».

Nuestras lógicas, y nuestro lenguaje, aprendido en este sistema de la productividad, en el que hacer algo siempre está ligado a producir, nos lleva a maltratar todas esas cosas que son vitales en nuestro día a día, a las que llamamos «nada».

Levantarte de la cama

Asearte

Peinarte

Preparar el desayuno

Limpiar

Preparar una comida

Hablar con una amiga

Llamar a tu madre

Acordarte de preguntarle a la vecina si está bien

Darte una crema hidratante en esas manos que ya empiezan a agrietarse

Recoger la mesa

Fregar

Estirar la espalda porque estaba doliéndote

 

Puede que cuando llegues aquí estés pensando que estoy loca.

Normal.

Desaprender una lógica sistémica es así.

Pero la realidad es que todas esas tareas forman parte de las que llamamos tareas de cuidado. Tareas que, algunas personas necesitan que otras hagan por ellas. Tareas que, nunca valoramos y percibimos, hasta que no podemos hacerlas.

Puede que tú hayas hecho todas esas cosas en un día, y las hayas llamado «nada«, porque el sistema te ha enseñado a invisibilizarlas y no darles importancia.

Pero quizá este periodo en el que estamos para cuidarnos, no sólo sirva para quedarte en casa y cuidar a quienes más lo necesitan, para no contagiar, para no tener más perdidas.

Quizá también sirva para que coloquemos la importancia de nuestro cuidado en el centro de nuestra vida.

Y entonces, si llegamos a aprender una nueva lógica del cuidado, pasarte un día entero respirando porque tienes malestar, dejará de ser «no he hecho nada».

Y te preguntarán: -¿Qué has hecho hoy?

Y tú dirás. – Hoy he vivido. He respirado. 

 

Cuídense

No hagan nada.

Ianire Estébanez, Psicóloga feminista



normalidad era el problema -


Nota. Durante el periodo de confinamiento sigo trabajando en consultas por videoconferencia, de 11:00 a 14:00 y de 17:00 a 18:00, de lunes a miércoles. Puede que te parezca poco horario, pero mi jefa (que soy yo), quiere cuidarme.

Consultas mediante videoconferencia de Psicología con perspectiva feminista. Puedes contactar a psicologia@ianireestebanez.com